Se esperan uvas con un elevado grado alcohólico, madurez fenólica y una acidez excelente.
La mayoría de las 16 cooperativas integradas en el grupo Castell d’Or han iniciado, o iniciarán próximamente, una de las etapas más destacadas del año: la vendimia. Este año, se anticipa una cosecha claramente superior a la del año pasado, tanto en calidad como en rendimiento global.
Tras el grave, e incluso histórico, déficit pluviométrico de los años 2021, 2022 y 2023 (2024 resultó lluvioso o normal en la mayor parte del territorio), el 2025 ha venido marcado por un cambio meteorológico muy favorable. Las lluvias han sido abundantes y superiores a la media histórica registrada en las estaciones meteorológicas de Cataluña. Además, se han distribuido de manera regular durante el invierno, la primavera (convirtiéndose en una de las más lluviosas de las últimas décadas en Cataluña) y el verano. Todo ello ha permitido compensar buena parte del déficit hídrico acumulado en los últimos años, aunque la recuperación total aún no se ha alcanzado.
Estas condiciones han favorecido un crecimiento vegetativo vigoroso y cepas bien nutridas, con reservas de agua óptimas. “Gracias a las lluvias, observamos que las cepas están revitalizadas y presentan un estado sanitario como hacía años que no se veía”, afirma Jordi Amell, CEO del Grupo. Y añade: “Se esperan uvas con un alto grado alcohólico potencial, madurez fenólica y una acidez excelente: las condiciones ideales para elaborar vinos y cavas de gran calidad y carácter”.
El clima equilibrado, sin olas de calor extremas, también ha contribuido a una maduración más lenta y homogénea, dando como resultado uvas aromáticas, sabrosas y de calidad superior, siempre teniendo en cuenta la idiosincrasia de cada variedad.
Desde Castell d’Or, se prevé una vendimia de excelente calidad en todas las cooperativas del Grupo —ubicadas en el Penedès, la Conca de Barberà o el Alt Camp— con volúmenes más elevados que en años anteriores, según las particularidades de cada territorio.
Amell ha querido destacar “el esfuerzo del campesinado en estos años difíciles y la necesidad de poner en valor su trabajo”, y ha añadido que “es imprescindible establecer un modelo justo que garantice estabilidad de precios y asegure el futuro del sector vitivinícola, teniendo en cuenta la realidad de las cooperativas y del sector privado”.